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Equipos Multiculturales: una introducción a conceptos clave para liderarlos con éxito

Foto del escritor: Sofía MaioloSofía Maiolo

Actualizado: 4 feb

¡Hola!


Imagina un equipo de desarrollo liderado por una ingeniera en IA de Bangalore, con un diseñador UX de São Paulo, una desarrolladora front-end de Berlín, un gerente de proyecto de Tokio, una product manager de México y una comercial canadiense. ¿Te resulta familiar? Esta realidad es cada vez más frecuente, especialmente para quienes trabajamos en tecnología. Cada integrante aporta una perspectiva cultural y profesional única, creando un equipo global lleno de innovación y creatividad. Sin embargo, gestionar esta diversidad plantea retos importantes. ¿Cómo podemos convertir estas diferencias en fortalezas y superar las barreras culturales?


En un mundo cada vez más impulsado por la IA, las relaciones humanas siguen siendo esenciales para una colaboración auténtica y enriquecedora. La habilidad de conectar, comprender y valorar nuestras diferencias culturales es más crucial que nunca para desarrollar soluciones tecnológicas que realmente transformen la vida de las personas.


Este es un tema que me apasiona y sobre el cual he reflexionado a lo largo de más de 12 años de trabajo con clientes y profesionales alrededor del mundo. Además, he complementado esta experiencia con cursos especializados y lecturas sobre equipos multiculturales. Durante este 2025, me propongo compartir algunas ideas y herramientas para abordar estos retos.


En este primer post, exploraremos dos conceptos clave que serán la base para futuras reflexiones: cultura y multiculturalidad.


Definiendo la cultura

Para el primer concepto, cultura, me gusta recurrir a una definición clásica formulada en 1980 por Geert Hofstede. Hofstede, un antropólogo holandés y pionero en estudios interculturales, definió la cultura como:

“The programming of the human mind by which one group of people distinguishes itself from another group.”

Esta definición me resulta especialmente útil porque no busca enumerar todos los elementos que conforman la cultura, sino que pone el foco en lo colectivo. De esta definición, destaco que la cultura es algo aprendido desde nuestro entorno y es siempre una construcción compartida.

Cuando hablamos de cultura, hay dos modelos muy utilizados que añaden dimensiones y profundidad a esta definición: el iceberg de la cultura y las capas de la cultura.


El iceberg de la cultura

Este modelo, presentado por el antropólogo Edward T. Hall (no se olviden de Hall que volveremos a él en próximos posts), sirve como marco para comprender las capas de elementos culturales que definen una sociedad. En su parte visible se encuentran elementos explícitos como el idioma, las costumbres y los rituales, que representan los aspectos “fácilmente” observables de la cultura.

El iceberg de la cultura
El iceberg de la cultura

En las capas sumergidas se encuentran otros elementos como las creencias implícitas, los valores, las normas y los patrones de comunicación tácitos que operan debajo de la superficie.


Las capas de la cultura

Este modelo nos permite entender que la cultura de un individuo no es estática, sino que consta de varias capas que se interrelacionan. Por lo tanto, es importante destacar que, al hablar de cultura, nos centramos en los elementos comunes que un grupo de personas pueda compartir. Sin embargo, también debemos considerar que cada individuo está influido por un abanico de dimensiones y variables que moldean su comportamiento y su propia percepción cultural.


Las capas de la cultura
Las capas de la cultura

Definiendo la multiculturalidad

Pasemos ahora al segundo concepto: multiculturalidad. Este se refiere a la coexistencia de diferentes culturas en un mismo ámbito, respetando las características únicas de cada una.


La sensibilidad o competencia cultural (cultural awareness en inglés), por su parte, es la capacidad de reconocer, comprender, respetar y apreciar las diferencias culturales.


Esta habilidad es cada vez más necesaria para liderar equipos en un mundo donde la globalización, el trabajo remoto y una mayor flexibilidad laboral han facilitado la movilidad entre personas y la interacción entre culturas, lo que ha derivado en una mayor diversidad cultural en los ámbitos de trabajo.


Reflexiones finales

En los siguientes posts, iré profundizando en diferentes conceptos, frameworks y herramientas que nos ayudarán a desarrollar esta sensibilidad cultural.


¡Hasta la próxima!


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