Culturas de alto y bajo contexto: ¿Qué son y por qué importan?
- Sofía Maiolo
- 25 mar
- 3 Min. de lectura
Este es el tercer artículo de una serie en la que vengo explorando los desafíos y oportunidades de trabajar en equipos multiculturales. En el primer post, hablamos sobre qué es la cultura y la multiculturalidad. Luego, abordamos el etnocentrismo y el culture shock, dos barreras comunes en entornos globales. Hoy, profundizaremos en un concepto clave para mejorar la comunicación intercultural: las culturas de alto y bajo contexto.
En un mundo cada vez más conectado, trabajar con personas de distintas culturas es la norma. Sin embargo, muchas veces damos por sentado que todos nos comunicamos de la misma manera, lo que puede generar malentendidos y frustraciones. Para evitar esto, un concepto clave es el de culturas de alto y bajo contexto, propuesto por Edward T. Hall.
¿Qué son las culturas de alto y bajo contexto?
Culturas de alto contexto
La comunicación es implícita, depende del contexto, la relación entre las personas y la interpretación de gestos, tonos y silencios. Lo no dicho es tan importante como lo dicho.
Ejemplos de culturas de alto contexto: Japón, China, Corea, países árabes y latinoamericanos.
En una reunión en Japón, si un colega dice “lo consideraremos” en lugar de dar un "no" directo, podría significar que la respuesta ya es negativa, pero expresada de manera indirecta para evitar confrontación.
Siempre me gusta recordar el concepto japonés de "leer en el aire" (kuuki wo yomu), que refleja esta idea de interpretar lo que no se dice explícitamente. En estas culturas, el silencio y el lenguaje no verbal tienen un peso enorme en la comunicación.
Culturas de bajo contexto
La comunicación es explícita, directa y basada en palabras más que en contexto. Lo importante es el mensaje literal, no tanto lo implícito.
Ejemplos de culturas de bajo contexto: Estados Unidos, Alemania, Países Bajos y países escandinavos. En una reunión de negocios, si un persona alemana dice "Esto no va a funcionar", significa exactamente eso: no están interesados en la propuesta. No hay segundas intenciones ni necesidad de leer entre líneas. En una cultura de alto contexto, en cambio, podrían decir "Es una idea interesante, pero quizás no sea el momento adecuado", lo que en realidad podría significar un rechazo.
¿Por qué es importante conocer esta diferencia?
Cuando trabajamos en equipos globales, entender si estamos en una cultura de alto o bajo contexto nos ayuda a:
Evitar malentendidos y mejorar la comunicación.
Ajustar nuestra forma de expresarnos según la audiencia
Hacer más efectivas las negociaciones y la toma de decisiones.
¿Cómo podemos abordar estas diferencias?
Lo más importante es reconocer que estas diferencias existen dentro de tu equipo y abordarlas de manera consciente. Si vienes de una cultura de bajo contexto y trabajas con personas de alto contexto, hay que prestar especial atención al lenguaje no verbal y a las señales sutiles. Si es al revés, intenta ser más claro y directo para evitar malentendidos.
Una herramienta que considero clave para mejorar la comunicación es la repregunta. Verificar lo que el otro quiso decir no solo ayuda a evitar confusiones, sino que también demuestra interés y fomenta una mejor conexión dentro del equipo. Hay que repreguntar sin verguenza hasta que el mensaje quede claro para todo el equipo.
Otro recurso fundamental para alinear la comunicación en equipos multiculturales es documentar por escrito los puntos clave luego de cada reunión. Esto es siempre útil, pero se torna clave cuando el equipo está compuesto por personas de culturas de alto y bajo contexto, ya que ayuda a reducir la posibilidad de malentendidos.
¿Por qué es importante?
En culturas de alto contexto, donde gran parte de la comunicación es implícita, escribir ayuda a hacer explícitas las conclusiones y próximos pasos.
En culturas de bajo contexto, donde la comunicación tiende a ser más directa y estructurada, facilita la organización y el seguimiento.
¿Cómo hacerlo?
Resume los acuerdos principales: decisiones tomadas, tareas asignadas y plazos.
Compártelo con el equipo: puede ser un email, un mensaje en Slack o un documento colaborativo.
Fomenta la retroalimentación: dar espacio para que los demás confirmen o aclaren cualquier punto es clave para evitar malinterpretaciones.
Esto no solo mejora la comunicación y la productividad, sino que también crea un registro claro de las decisiones, lo que ayuda a fortalecer la confianza y la eficiencia en equipos globales.
Reflexión final
Al final del día, no hay una forma "correcta" o "incorrecta" de comunicarse, pero sí es fundamental ser conscientes de estas diferencias para construir mejores relaciones. En un mundo donde la tecnología nos conecta cada vez más, nuestra capacidad de comprender y adaptarnos a distintas culturas puede marcar la diferencia entre una simple colaboración y una relación donde realmente se genere confianza.
¡Hasta la próxima!
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